sábado, 7 de marzo de 2009

EL BLOQUEO DEL RIO GUADALQUIVIR

8 día de Septiembre (EL BLOQUEO DEL RIO GUADALQUIVIR) ( 18-25 de 1992).

I LA PROBLEMÁTICA PESQUERA EN SANLÚCAR

José González Parada.-Desde hace muchos años el sector pesquero en Sanlúcar de Barrameda iba muy mal, incluso en aquellos años en que la pesca iba bien, los pescadores sanluqueños sabían que los caladeros iban a peor.
Cada vez hacía más falta meter motores con más potencias, los desplazamientos eran más largo, y los caladeros estaban esquilmándose cada vez más.
Se fueron perdiendo los caladeros en el país marroquí, acompañado de la ampliación de las aguas jurisdiccionales a las 200 millas, y los barcos se fueron concentrando en la Bahía de Cádiz como único lugar de pesca para los arrastreros, grandes y pequeños, sin que las autoridades gubernativa buscaran otros medios de vida para un sector cada vez más agotados.
No hay ningún tipo de reciclaje para estos pescadores que solamente saben de la mar y difícilmente puede dedicarse a otros menesteres para ellos desconocidos sin que se les busque a través de industrias pesqueras y acuiculturas otra manera de ganarse la vida.
Cada vez la flota es más vieja y por parte de los gobiernos no se busca una solución para el cambio de la misma siendo los jornaleros más mal pagados, convertidos en trabajadores marginados por su trabajos ingratos, duros, inseguro y a veces extraordinariamente peligroso.
Nuestros pescadores se han visto obligados a esquilmar nuestras costas para sacarle el sustento a sus hijos destruyendo con gran voracidad insaciable el lugar que ha de servir como futuros para ellos.
La entrada en la Comunidad Europea pone más difícil las normas de pesca a la que el pescador sanluqueño no está acostumbrado respetar levantando con su proceder inquietudes justificadas entre nuestros vecinos de la Comunidad, a pesar de que hay otras dificultades ajenas al sector como era la escasa atención de la Administración, la falta de protección frente a algunas organizaciones mafiosas extranjeras, la debilidad negociadora de nuestros representantes en Brusela etc..
Todo este cúmulo de dificultades, como son la económica, acompañada por la marginación social, falta de horizonte y dureza de carácter inherentes a los hombres de la mar, más el riesgo consustancial de la profesión, hace que los lleve a situaciones límites.
Bien es sabido en Sanlúcar, porque es un secreto a voces, que algunos pesqueros han ido tirando con lo poco ganado en las capturas de peces en la mar, acompañado con otras actividades ilícitas, como el paso clandestino de inmigrantes marroquíes en un principio y de importantes alijos de drogas después.
“Todo estos factores ha hecho que estos hombres curtidos por el mar, aguerridos soldados de la pesca, con raza de Espartaco del campo andaluz, que llevaba ya varios años soportando un Reglamento Comunitario como es la Ley 53/83, de 13 de Julio, de Pesca, el Reglamento de la CEE nº 3094/86, del Consejo, modificado mediante el Reglamento de la CEE 345/92, una normativa que pocos cumplen en la que está recogida las dimensiones mínimas de la malla, la talla de las especies, el porcentaje de las capturas, y la imposibilidad de ejercer la actividad pesquera los fines de semanas (Sábado y Domingo), y con la Dirección General de Recursos Pesqueros manifestando el grado de explotación de los recursos pesqueros en el golfo de Cádiz “que aconseja la reducción del esfuerzo pesquero de arrastre de fondo en la citada área marítima”, hace que un sector que siempre ha hecho lo que le ha parecido, se encuentra con la obligatoriedad de cumplir el Reglamento de la CE si no quiere verse abocado a fuertes sanciones.
No sólo la normativa contempla las dimensiones de la luz de las mallas, se considera como infracción grave “el uso o tenencia a bordo de artes o aparejos prohibidos o con mallas antirreglamentarias”.
Esta Ley que es aún más restrictiva que la Comunitaria, que dispone que “las redes cuya malla sea inferior a la de las redes utilizadas, no podrán hallarse a bordo a menos que estén debidamente trincadas y estibadas de modo que no estén dispuestas para ser utilizadas”.
Los marineros tampoco comprenden el motivo por el que tienen que respetar unos porcentajes en la captura del 50% mínimo para las especies autorizadas y un máximo para las protegidas del 10%, teniendo que devolver al mar los peces sobrantes.
También critican los descansos de fin de semana impuesto por la administración con el fin de recuperar los caladeros de la Bahía de Cádiz.
El patrón del “Manolo IV”, y portavoz de los pescadores de Sanlúcar, manifestaba que “Nosotros somos los primeros que queremos recuperar el caladero, pero en lugar de descansar los fines de semana hagamos una parada biológica en condiciones”.
Pero quedan muchos más problemas importantes en el sector pesquero sanluqueño como son, la documentación de los barcos; copos antirreglamentarios dentro de los legales; barcos con alteraciones de sus características técnicas, es decir, construcciones de barcos con mayor tonelaje que los que rezan en escritura, o motores con más potencia de caballo que los que le pertenecen tener; seguridad en la mar, como chalecos salvavidas, y otros elementos, y los cambios temporales de actividad, es decir, gran cantidad de barcos se dedican al arrastre y cuando les convienen, cambia ésta modalidad por la del cerco, según les viene en gana, creando ante la administración una conciencia responsable de que tienen que cambiar todo estos sabiendo que, en algunos casos, son los pescadores los culpables.
A las doce de la mañana del jueves día 17 de septiembre de 1.992, la Guardia Civil de Sanlúcar había aprehendido una cantidad de boquerones inmaduros al interceptar en el Callejón de Guía una furgoneta matrícula CA-5002-P, no apta para el transporte de pescado, con 500 kilogramos de boquerones inmaduros, el vehículo era propiedad de B.R.G. de 28 años y que había sido sorprendido en cinco ocasiones más transportando boquerones inmaduros.
Ese mismo día, los inspectores de la CE que viajaban en la Patrullera de la Armada P-32 “Dragonera”, inspecciona al pesquero de Sanlúcar con base en Punta Umbría, en la mar y le impone una sanción. Este barco era el “FRANCISCO MANUEL”, folio 3º-HU-3-1429, arrastrero de popa, de 15,05 metros de eslora, con un motor de 293 CV de potencia, de 43,81 toneladas, un GT de 40.46, construido en 1.960, con licencia para trabajar en Marruecos y en aquella época tenía solicitada la ayuda de paralización definitiva. Este barco vendía en Sanlúcar y su propietario era de aquí.
Fue la gota que colmó el vaso de la paciencia de los trabajadores del mar, al ver como a este barco le aplicaban con todas las de la Ley, y sin apenas dialogo, el Reglamento de la CE nº 3094/86.
Más de 50 embarcaciones de las que se encontraban faenando en aquellos momentos desde el Cabo Trafalgar hasta Ayamonte, decidieron poner rumbo a Sanlúcar y no salir a la mar “hasta que se ponga fin al hostigamiento” que decían sufrir por parte de la “Dragonera” y la Administración.
Acto seguido los pescadores nombran una comisión que de acuerdo con los armadores, solicita una reunión con los responsables de la administración autónoma para buscar soluciones, pero esa misma madrugada del día 18, sobre las dos horas, la Guardia Civil se incauta de 500 kilogramos de Boquerones inmaduros cuando eran transportado en el vehículo CA-2486-J por la carretera de Sanlúcar-Jerez de la Frontera –C-440-. Estos boquerones da positivo en los análisis efectuados por los veterinarios del SAS del distrito de Sanlúcar, lo que constituye un delito contra la salud pública.
La misiva mandada por los pescadores para reunirse con el gobierno autónomo no da resultado y estos levantan en cólera y deciden por la tarde del viernes día 18 en una asamblea convocada a tal fin, bloquear el tráfico marítimo por el río Guadalquivir con parte de la flota en número de unos 50 barcos de los 120 que cuenta la flota pesquera de Sanlúcar con la intención de protestar por las sanciones impuestas a diversos barcos por incumplir las normas vigentes, así como conseguir una reunión con los responsables de la administración autónoma y una comisión de pescadores y armadores para abordar la problemática del sector.
Orcha, patrón del pesquero “MANOLO IV”, y portavoz de la comisión de pescadores, manifiestas que “desde hace 4 o 5 semanas la Junta de Andalucía obliga a descansar todos los sábados y domingo, desde esa fecha –agrega-, la “Dragonera” que lleva a bordo inspectores de la Comunidad Europea, nos viene hostigando y aplicando la normativa vigente. Detiene a los barcos y los sanciona por problemas de documentación y por pescar con mallas no reglamentarias”.
Según entiende Orcha, la Administración quiere recuperar el caladero de la región “a costa de que nosotros y nuestros hijos pasemos hambre. Somos los primeros interesados en recuperar el caladero, pero queremos un paro biológico, no el actual. Manifestando más tarde que el secretario general de Pesca, el señor José Loira es un perito agrícola, y “qué va a saber este señor de pesca.?”
Este mismo día, el Ayudante Militar de Marina de Sanlúcar, el señor Marco Antonio Carcelle Victoria asegura que los pesqueros incumplen todas las leyes.
Según manifiesta este señor, “Se saltan todas las normas establecidas en cuento a medidas de mallas, talla de los peces y seguridad en la mar. La flota ha parado -explica Carcelle-, por la intervención de una lancha patrullera que ha aplicado las leyes. Aquí –aclara-, no se está hostigando a nadie, la solución para que no ocurran incidentes pasa porque los pesqueros cumplan la normativa. Los barcos se están hundiendo porque no reúnen las condiciones de seguridad”.
Estas declaraciones coinciden con los datos expuestos por las sociólogas del Instituto Social de la Marina, Begoña Marugan y María Luisa Ferreras donde dicen que la evolución de la siniestralidad laboral en el sector marítimo español había pasado de 80 accidentes en 1989 a 180 en 1991, pese al descenso de la flota. Las variables causales que recogen los datos estudiados son el mal tiempo, el fallo humano, el fallo material y la causa desconocida, que aparece con el 17% de los casos.
El análisis de los datos de los 180 accidentes registrados el año 1991, revela que 160 lo fueron en buques de pesca y los 20 restantes en mercante. Las causas de los mismos se atribuyeron al fallo material, 35%; mal tiempo, 31%; fallo humano, 17% y causa desconocida, 17%.
Entre las conclusiones de las sociólogas se apuntan a la estrecha relación entre los accidentes causados por fallos mecánico y la edad del barco. La mayoría de los buques accidentados tenían más de 26 años de edad.

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