sábado, 7 de marzo de 2009

EL BLOQUEO DEL RIO GUADALQUIVIR VII


VII EL DESBLOQUEO DEL RÍO

El ambiente que se estaba viviendo el miércoles día 24 en la playa estaba precedido por una gran incertidumbre acerca de cómo estaba transcurriendo la reunión en Sevilla, y el devenir de los acontecimientos y el definitivo desenlace de este conflicto que se estaba viviendo en Sanlúcar durante casi una semana.
De la reunión de Sevilla poco se sacó en claro, lo más importante fue llegar a un acuerdo para que en las próximas semanas se abriera una mesa de negociación entre las partes, o sea, la Junta de Andalucía y los marineros sanluqueños.
En una rueda de prensa celebrada en Sanlúcar por el parlamentario andalucista por Cádiz José Guerrero Casaus pocas horas después de la reunión en Sevilla, manifestaba que “la Administración es la única culpable de este conflicto”, el mismo aseguraba que lo mismo que se había prometido a los marineros sanluqueño “se le había ofrecido ya a la gente de Huelva en febrero”.
Guerrero Casaus lamentó que el gobierno “instrumentalice las fuerzas de la Guardia Civil contra los pescadores y no contra los traficantes y terroristas”, y aseguró que su partido no ha querido hacer utilización política del conflicto mientras ha durado, limitándose a presentar iniciativas y preguntas en el Parlamento andaluz”
“Ante la capacidad manifiesta de la Administración, lo que se pretende es que el sector pesquero muera por inanición”, se mostró convencido de que la legislación del sector suratlántico puede ser regulada desde la Junta de Andalucía, de acuerdo con el Estatuto de Autonomía.
Por la tarde los marineros de la flota de arrastre decidieron reunirse en asamblea en el salón de acto del colegio de “El Picacho”, a la que asistieron unos 300 marineros, con la asistencia del asesor jurídico del Ayuntamiento sanluqueño, Antonio Moreira donde el portavoz de los pescadores, José Orcha, trató de aclarar y exponer la situación en la que se encontraban tras la reunión mantenida el miércoles en Sevilla.
Es decir, cumplimiento de la normativa comunitaria de pesca, desbloqueo del río, y convocatoria para celebrar una reunión entre las partes para tratar de darle una solución al sector pesquero sanluqueño que no estuviera fuera de las normas comunitarias ni en contra del resto de los pescadores de los puertos de la Bahía de Cádiz.
Los pescadores mostraron en principio su negativa total al retorno a puerto mientras que permaneciera en el muelle la Guardia Civil, siendo Moreira el que tuvo que alentar a los marineros manifestándole que el gabinete técnico del Ayuntamiento sería el encargado de asesorarlo jurídicamente.
Moreira explicó que la Guardia Civil, una vez abiertas las diligencias a los marineros, debía proceder a la identificación en el muelle de patrones, tripulantes y embarcaciones, en cumplimiento del artículo 493 de la Ley de Enjuicimiento Criminal, aunque dijo desconocer en qué se basaba las denuncias que “al parecer exigen responsabilidades a los participantes en el bloqueo de la barra de Bonanza.”
Los marineros preocupados, por el perjuicio que les podían acarrear este proceso judicial al que podrían verse sometidos, fue calmado por el señor Moreira recordándole que este proceso aún no se había producido, y que había que rechazar las informaciones que indicaban que pudieran ser juzgados por un presunto delito de sedición.
Este proceso se prolongó durante algo más de hora y media, transcurrida ésta decidieron pasar a las votaciones para retornar al muelle. Sólo votaron 109 pescadores al regreso a puerto; de ellos 96 a favor y 13 en contra. El resto se abstuvieron.
Con este acuerdo, los marineros se veían obligados a presentarse a la Guardia Civil una vez llegado al muelle, así como la documentación de las embarcaciones y de sus tripulantes.
Aquella noche, el alcalde de Sanlúcar, Manuel Vital Gordillo, permaneció hasta las tres de la madrugada en la playa frente a la zona del río donde todavía estaban las 70 embarcaciones fondeadas, pareciendo que el conflicto iba a llegar a su fin, hasta el punto de que el alcalde quiso embarcarse y llegar al muelle de Bonanza “como garantía de que no se iba a practicar detenciones”. Sin embargo los pescadores decidieron no regresar mientras estuviera la guardia civil en el muelle y se les obligaran a presentar la documentación del barco e identificarse los patrones.
El secretario provincial de Pesca de UGT, Juan Rosillo, instó a los pescadores y armadores a no volver a Bonanza “porque esa firma tiene que ver con las diligencias abiertas en la Audiencia. No sé porque quieren que firmemos un papel cuando saben, perfectamente quienes son los patrones”. La Guardia Civil informó que la necesidad de firmar las diligencias se debía a la denuncia interpuesta en un juzgado por dos compañías navieras, cuyos buques permanecieron anclados en el río a la espera de que acabara el bloqueo.
A pesar de todo, la normalidad empezó a recuperarse en la barriada de los marineros y en Bonanza que durante días habían permanecidos algo tristes con los establecimientos cerrados y pocas personas en las calles en un ambiente mezclado de tristeza y expectación volviendo a abrir de nuevo los establecimientos.
Muchos de los familiares que habían permanecido en la playa durantes estos días tristes, y que había aguantado el tipo, fueron retirándose a sus casas con el cansancio en el cuerpo y la desazón vivida en los últimos días.
Muchas mujeres padecieron la pesadilla de ver desde la orilla de la playa a sus maridos embarcados durante los 6 días que había durado el bloqueo y ahora veían como las embarcaciones se disponían a abandonar la canal del río Guadalquivir para dirigirse a sus casas a descansar.
Los pesqueros que durante varios días había bloqueado el tráfico fluvial se estaban preparando para el regreso a casa. Pero no todo estaban dispuestos al regreso, algunos se resentían aguardando acontecimiento de lo que pudiera pasar en el muelle, pero al final todos accedieron al retorno viéndose cómo los mercantes y yate que había sido retenidos durante varios días ponían rumbo a sus destino sin que nadie lo impidiera.
Los Grupos Rurales de Seguridad (GRS), desplazados desde la 234 Comandancia de Algeciras cruzaban el pueblo para salir del puerto de Bonanza, cerrado oficialmente desde el viernes 18 al 25, una semana entera sin lonja de pescado.
José Huerta Tamarás, teniente de la Guardia Civil y Jefe de la Línea de Sanlúcar de Barrameda, así como Antonio Prats, especialistas del Resguardo Fiscal y dirigente vecinal, varios de los guardias destinados también en el muelle, fueron de las pocas personas que intentaron dialogar con los pescadores.
El fiscal jefe de la Audiencia de Cádiz solicitó, a través de una llamada telefónica, que se le remitiese copia de todas las declaraciones, entrevistas o intervenciones de José Orcha, portavoz de los pescadores con el objetivo de incorporarlas a las diligencias que, a instancia del Gobernador Civil de Cádiz, había abierto sobre el bloqueo.
Orcha se quejaba de la “desídia” de las autoridades en investigar el tiro de arma de fuego que recibió en el puente de mando el pesquero “Torre San Jacinto”.
Los primeros barcos empezaron a llegar al muelle sobre las nueve de la tarde, donde lo esperaban los miembros de la Guardia Civil que tenían su destino en dicho puerto, como eran los especialistas del Resguardo Fiscal así como los marinos, o sea, lo que se conocían como Carabineros.
Dos pesqueros fueron los primeros en decidirse en volver al muelle, donde atracaron la noche del miércoles, comprobando con sorpresa sus tripulantes que el número de guardias civiles había desminuidos, pero que el oficial de servicio al mando de las fuerzas obligaba al patrón a firmar unas diligencias en la que quedaba enterado de la obligación de acudir ante el juez.
Los barcos que llegaron primero al muelle fueron los pesqueros “José y Dolores” y el “Juan y Felipe”, firmando las diligencias su armador y patrón Manuel Gómez Santiago y, que una vez firmada fue acompañado por la Guardia Civil con el resto de la tripulación hasta la puerta del muelle que estaba cerrada oficialmente.
De la guardia civil sólo quedaban en el muelle unos veinte guardias civiles que se dedicaban a acompañar a los pescadores hacía la caseta que la Guardia Civil tiene en el mismo cantil de éste, y los guardias civiles con destino en el mismo se acercaban a los barcos que iban atracando e invitando a los marineros a que los acompañaran hasta la caseta.
Estos guardias con destino en el lugar, no hicieron acto de presencia en los muelle durante todos los días que duró el bloqueo, los mandos habían acordado que los mismos permanecieran concentrados en el acuartelamiento de la carretera de la vía (Avda. Al andaluz), en evitación de
represalias por parte de los marineros una vez hubiera terminado la huelga, pero el día en el que regresaron los barcos, los mando aconsejaron que los guardias que debían estar al pie del cantil del muelle a la hora de que estos volvieran, fuera guardias civiles conocidos por ellos a fin de darles confianza, pues siempre era mejor tratar con un guardia conocido que uno desconocido. Ya bastante miedo tenían como para seguir infundiéndole miedo o temor.
Las mujeres y los familiares seguían esperando tras de la reja del recinto portuario en silencio y con respeto la llegada de las embarcaciones al muelle. El murmullo reinante tan sólo fue roto por los fuertes aplausos que recibieron los pescadores en el momento de la salida.
Satisfacción y cansancio en los rostros de los marineros que iban llegando a la caseta de la Guardia Civil donde fueron entregando los roles de las embarcaciones transcurriendo todo el proceso con absoluta normalidad.
Durante el proceso de desembarque y la identificación de los pescadores, no hubo un mal grito ni una sola palabra entre los marineros y los guardias civiles, todos se conocían y entre ellos sabían que ambos eran trabajadores que cumplían su misión y los rostros de ambos solamente infundían respeto.
Una vez que fueron amarrados todos los barcos al muelle, los efectivos de la benemérita, “cumplida su misión”, abandonaron el muelle pesquero de Bonanza a excepción de los agentes que habitualmente cubrían el servicio en el mismo. Volvía de esta manera, la normalidad al puerto de Bonanza.
José Orcha, como miembro de la comisión de los pescadores, nada más salir del muelle, señaló su satisfacción por el resultado final del conflicto destacando la total ausencia de problemas en el transcurso del atraque y presentación de los documentos.
Una vez que se puso por la asesoría municipal la situación jurídica de los que intervinieron en el bloqueo, José Orcha manifestó que, a pesar de negarse los últimos días a regresar a puerto mientras permaneciese la Guardia Civil, dijo que “esta era la única solución. Ahora –apuntó- si el Juez lo cree conveniente nos llamará”.
En el muelle estuvieron los concejales Agustín Cuevas, Antonio Pérez y Juan José Suárez Durán.
El alcalde de Sanlúcar, Manuel Vital Gordillo, que no puso estar la noche del jueves en el muelle esperando los barcos, realizó una serena reflexión de los acontecimientos y calificó de “sabia” la decisión adoptada por “los hombres de la mar” de regresar a puerto –dejando de lado el apasionamiento de los días anteriores.
Tras recalcar el papel municipal a la hora de acuerdo a las distintas administraciones, así como los continuos contactos con el gobernador civil de la provincia, Plácido Conde, en u intento de mediar en el conflicto.
Vital manifestó que “los marineros han realizado una medida de presión y son conscientes de sus responsabilidades”, matizó que “no se puede alterar el estado democrático construido por todos, pero quizás en las tácticas de defensa del mismo, los responsables deberían ser más prudentes”.
Por otra parte, la Federación Local de asociaciones de vecinos “Guadalquivir”, presidida por José Enrique Guisado Venegas, lamentó, a través de un comunicado, la actuación “tan desproporcionada y represiva de la Guardia Civil”.
“No se comprende –agregó- cómo en los tiempos en los que vivimos sigan ocurriendo estos hechos. Creemos que no son estas formas de solucionar los conflictos laborales. La mínima obligación de un responsable de la Administración es recibir a los ciudadanos, independientemente de qué el planteamiento de los problemas sea más o menos acertados.” Señalaba finalmente que “lamentamos que tantos medios y efectivos no puedan ser empleados con el mismo énfasis en combatir el tráfico de droga”.
Cuando todos se fueron en silencio, el resto de los guardias salieron veloces en sus Nissan,; unos hacía el cuartel de Sanlúcar y otros hacía La Línea de la Concepción, donde les esperaban otra batalla, la playa linense en la que el contrabando, aprovechando que los guardias estaban en Sanlúcar, subió espectacularmente en esos seis días de septiembre.
Durante el sábado 26 y el domingo 27 los armadores, junto a los marineros realizaron un recuento de los daños sufridos por las embarcaciones durante el bloqueo y un estudio de las pérdidas económicas ocasionadas por la inactividad laboral.
El miércoles día 30 de septiembre se celebraría la primera reunión concertada con la Administración andaluza para comenzar a abordar de manera específica la problemática de la flota sanluqueña.
José Orcha, como portavoz de la comisión de pesca y patrón del pesquero “Manolo IV”, desveló que el bloqueo se precipitó, “ya que prevista una reunión el día 29 de septiembre con la Junta de Andalucía en la que íbamos a participar todas las flotas del Golfo de Cádiz para tratar los problemas del arrastre y exponer nuestras reivindicaciones. Luego, al día siguiente, el 30, si no había acuerdo, estaba previsto que bloqueáramos todos los puertos andaluces”.
Orcha afirmó que la asociación de Armadores de Sanlúcar no informó a sus asociados de la existencia de tal reunión “por lo que, al final, nos hemos quedado solos en este bloqueo” y ha sobrevenido el fracaso de la protesta general en Andalucía.
Varios armadores presentes en el momento en que Orcha hizo estas declaraciones, prorrumpió en insultos y exclamaciones de pesar “porque ahora vamos a tener nosotros que pagar el pato solos”.
Se había cumplido con los pescadores sanluqueños lo mismo que pasó en Casas Viejas con Francisco Cruz “seisdedos”. Aquel fue engañado por los anarquistas aquel 11 de enero de 1.933, y se levantó sólo contra la Republica, y le costó la vida a él y a 18 campesinos más, entre ellos varios de sus familiares, a pesar de que estábamos viviendo en una República. Aquí los pescadores no fueron informados por el patrón Mayor de la Cofradía de Pescadores, y cerraron el Río Guadalquivir creyendo que el resto de los puerto de Cádiz y Huelva los iban a secundar, y se quedaron sólos.
Todo lo que consiguieron los marineros sanluqueños fue una reunión con el Director General de Pesca donde se aceptaron algunas reivindicaciones mantenidas por los pescadores, relativa a la pesca de inmaduros y el acuerdo de una mesa negociadora a tres partes, hasta el 24 de marzo de 1993, todavía no se había obtenido ningún fruto.
Seis meses más tarde, los marineros, armadores y patrones de estos pesqueros que participaron en el bloqueo del Río Guadalquivir comenzaron a prestar declaración. Los afectados mantenían que su actitud fue sólo abarloar los barcos a ambos lados del canal, y que permitieron el paso de algunos barcos. También mantenían que no comprendían la actitud mantenida por la Guardia Civil en esta ocasión, en contra de la demostrada en los años ochenta, cuando también fueron protagonistas de unos hechos similares en demanda de mejoras para el sector y la actuación de las fuerzas de seguridad se limitó a interrogarles sobre su conducta y objetivos pretendidos.
Ya nadie se acordaba que el que mandó a las fuerzas de orden público al muelle de Bonanza había sido el Gobernador Civil de la Provincia y, a éste no se le pedía responsabilidades.
Esta narración está basada en los diferentes artículos publicados por los periódicos de la época siguientes:
“EL PERIODICO DE SANLÚCAR”.
“ABC DE SEVILLA”.
DIARIO DE CÁDIZ”.
“DIARIO 16”.
José González Parada.

VER PDF http://www.scribd.com/doc/13078305/05El-Bloqueo-Del-Rio-Guadalquivir

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